Tratamos de solucionar todo, de no equivocarnos, de no lastimar a nadie.
Tratamos de evitar accidentes, de curar heridas profundas. Nada funciona.
El amor no siempre alcanza, la sonrisa falsa no ayuda.
Los nervios se expanden por el cuerpo. Un trago, un cigarrillo, dos pitadas, otro trago por las dudas.
Nada lo calma. Es ese dolor en el pecho tan molesto, no deja que el aire salga, no deja que los pensamientos fluyan.
No hay manera de tener una idea clara, la mente inmersa de dudas. ¿Y ahora qué?
